domingo, 5 de septiembre de 2010

ORQUIDEAS SILVESTRES DE LOS ANDES COLOMBIANOS

La orquídea ha sido tradicionalmente una flor de romance, misterio y leyenda. Desde los tiempos in memorables ha sido admirada y querida por su exquisita belleza y a menudo por su sutil fragancia, sin mencionar sus otras características, hasta culinarias.

Los botánicos dicen que existen en el mundo 30 mil o más especies de orquídeas. Hay tanta cantidad y variedad de estas magníficas flores, incluyendo miles de híbridas, que es prácticamente imposible aseverar con seguridad exactamente cuantos tipos distintos existen.

A pesar de esto, podemos estar bien seguros de que Colombia, sin lugar a dudas, ha sido y sigue siendo uno de los países más ricos en cuanto a orquídeas se refiere. Casi todo el mundo reconoce la grande y hermosa Cattleya, que prácticamente es sinónimo de la orquídea por excelencia. También por su tamaño y especial hermosura, e importancia comercial, se conocen otras variedades de orquídeas nacionales, tales como el Odontoglossum, la Masdevallia y la Miltonia.

Sin embargo, hay infinidad de otras orquídeas silvestres, a menudo muy pequeñas, vistosas y aromáticas que habitan en los bosques y las montañas de Colombia pasando su vida desapercibidas y desconocidas por la mayoría de la gente. Frecuentemente, estas orquídeas, tanto terrestres como epífitas, o sea las que viven en los árboles, se les llama erróneamente parásitas. La verdad es que ninguna orquídea es parásita.

Se considera que en Colombia hay por lo menos tres mil clases de orquídeas y hay algunas personas que insisten que hay muchas más. Se han efectuado excelentes estudios por botánicos colombianos sobre estas orquídeas y se han publicado algunos interesantes e instructivos libros por estas personas amantes de la abundante y hermosa flora del país.

La histórica y famosa expedición botánica en Colombia dirigida por José Celestino Mutis hace cerca de dos siglos se interesó, naturalmente, por las orquídeas y hace poco más de una década, bajo los auspicios oficiales de Colombia y España, se publicaron en Madrid una serie de magníficos libros, que contienen en hermosos y auténticos colores, los dibujos originales hechos por los artistas botánicos de esa magna expedición.

Pero han pasado muchos años y el crecimiento de la población junto con el progreso y desarrollo de Colombia han amenazado con borraren algunos casos con ciertas especies de estas orquídeas silvestres. Las carreteras nuevas y la limpieza de los campos para fines agrícolas ayudan, a veces, a destruir, sin darse cuenta, grandes cantidades de plantas. Al mismo tiempo, es posible que durante los dos siglos pasados haya habido nuevos cruces naturales de las orquídeas silvestres colombianas, y que existan, hoy día, especies o variantes que no hubo antes.

Ahora bien, por estas y otras razones, y por el sencillo amor por las orquídeas y el deseo que se les conozca y se protejan, el matrimonio norteamericano Beverly y Kent Herath -residentes desde hace más de tres años en Colombia- con sus hijos, han dedicado una gran parte de su tiempo libre para buscar y fotografiar una apreciable variedad de orquídeas silvestres, la gran mayoría de ellas provenientes de la región montañosa cerca de Bogotá, otras de los departamentos de Boyacá, Santander, Caldas, Risaralda, Huila, Valle, Cauca y Nariño. En verdad, donde quiera que fueran de viaje, los Heratli afanosamente buscaban nuevas muestras de orquídeas para estudiar.

De esta manera, han encontrado varias docenas de Epidendrums, algunas muy pequeñas y otras, como la regia y perfumada Epidendrum noctumum, de 7 a 8 centímetros de diámetro. Asímismo, se sorprendieron ellos de hallar más de media docena de especies de la muy bella pero sumamente efímera Sobralia, cuyas plantas miden de un pie hasta 3 o 4 metros de altura, (posiblemente las más altas orquídeas del mundo) y cuyas flores cubren toda la gama de ricos colores.

Odontoglossums de todos los tamaños y descripciones y Oncidiums igualmente variados, han sido encontradas por ellas.

En menor cantidad se han localizado -muchas cerca de la capital- preciosas muestras de los muy colombianos Telepogon y el menos conocido Centropetalum.

Entre las orquídeas encontradas, la familia más numerosa -después del Epidendrum- ha resultado ser el Pleurothallis, cuyas flores de forma rara y pintoresca adornan a menudo unas hojas graciosas y de un color verde brillante. El diminuto Lepanthes también ha atraído a estos incansables estudiosos de la gloriosa flora colombiana.

Después de encontrar alrededor de trescientas especies distintas de estas flores, los Herath decidieron que no sería justo guardar sólo para sí y para sus amigos inmediatos los frutos de sus esfuerzos. Es por eso, que determinaron preparar para el público amante de las orquídeas una exposición de fotografías ampliadas en colores originales, junto con una serie de dibujos hechos por su hija Deborah, además de una amplia muestra de transparencias para ser proyectadas simultáneamente con la exposición.

En resumen, esta muestra representa una labor de amor, amor por estas creaciones de la naturaleza tan increíblemente bellas y delicadas, y amor por las hermosísimas montañas, campos y bosques de este país tan único y bendito en cuanto a la belleza y exuberancia de su naturaleza.



No hay comentarios:

Publicar un comentario