domingo, 5 de septiembre de 2010

CUATRO ESPECIES DIFERENTES DE ORQUIDEAS


Phalaenopsis hieroglyphica (arriba, izquierda)

Ophrys tenthredinifera (arriba, derecha)

Paphiopedilum concolor (abajo, izquierda)

Maxillaria tenuifolia (abajo, derecha).

ORQUIDEAS

PARQUE NACIONAL DE LA ORQUIDEA ANTIOQUIA


Dentro del territorio colombiano, Antioquia tiene un privilegio especial en el cultivo de orquídeas, ya que muchas de ellas crecen de manera silvestre en muchas regiones frías del suroeste antioqueño. Y, para información de quienes lo ignoran, existe un Parque nacional de la orquídea, en jurisdicción de los municipios de Urrao, Abriaquí y Frontino, en el departamento de Antioquia, el cual comprende una porción de la selva andina adscrita a la Cordillera Occidental, en su vertiente occidental, así como también al páramo de Frontino o Urrao, abarcando altitudes que oscilan entre los 300 y los 3.850 metros.

En el sector bajo de esta área existe una diversidad de hasta 250 especies de plantas, de diámetro mayor a 2,5 centímetros en un décimo de hectárea; al ascender, en la parte media, el promedio de diversidad es de 152 especies.

En las selvas andinas son los laureles y quinas las especies dominantes, pero en el sotobosque dominan las epifitas. Probablemente existen más de 300 especies de orquídeas; de ahí el nombre del parque. En el sector que ocupan las cumbres más elevadas hay una especie de isla biogeográfica donde el bioma representativo es el ecosistema de páramo. Es uno de los pocos puntos en la Cordillera Occidental donde se encuentran frailejones (algunos endémicos) y pajonales de calamagrostis.

Mundo fascinante. Penetrar el fascinante mundo de las orquídeas, es tratar de conocer su vida silvestre, sus características botánicas, sus necesidades fisiológicas de luz, alimento humedad y mil cosas más, para poder comprender el proceso que genera la belleza de sus flores. La familia de las orquídeas forma parte de la clase liliopsida, es decir, de las que comúnmente se denominan angiospermas monocotiledóneas. Consta de unas 25.000 especies silvestres conocidas, lo que la sitúa entre las más amplias del Reino Vegetal. Se encuentran distribuidas por toda la superficie del globo a excepción de las zonas polares y los desiertos arenosos más secos.



ORQUIDEAS SILVESTRES DE LOS ANDES COLOMBIANOS

La orquídea ha sido tradicionalmente una flor de romance, misterio y leyenda. Desde los tiempos in memorables ha sido admirada y querida por su exquisita belleza y a menudo por su sutil fragancia, sin mencionar sus otras características, hasta culinarias.

Los botánicos dicen que existen en el mundo 30 mil o más especies de orquídeas. Hay tanta cantidad y variedad de estas magníficas flores, incluyendo miles de híbridas, que es prácticamente imposible aseverar con seguridad exactamente cuantos tipos distintos existen.

A pesar de esto, podemos estar bien seguros de que Colombia, sin lugar a dudas, ha sido y sigue siendo uno de los países más ricos en cuanto a orquídeas se refiere. Casi todo el mundo reconoce la grande y hermosa Cattleya, que prácticamente es sinónimo de la orquídea por excelencia. También por su tamaño y especial hermosura, e importancia comercial, se conocen otras variedades de orquídeas nacionales, tales como el Odontoglossum, la Masdevallia y la Miltonia.

Sin embargo, hay infinidad de otras orquídeas silvestres, a menudo muy pequeñas, vistosas y aromáticas que habitan en los bosques y las montañas de Colombia pasando su vida desapercibidas y desconocidas por la mayoría de la gente. Frecuentemente, estas orquídeas, tanto terrestres como epífitas, o sea las que viven en los árboles, se les llama erróneamente parásitas. La verdad es que ninguna orquídea es parásita.

Se considera que en Colombia hay por lo menos tres mil clases de orquídeas y hay algunas personas que insisten que hay muchas más. Se han efectuado excelentes estudios por botánicos colombianos sobre estas orquídeas y se han publicado algunos interesantes e instructivos libros por estas personas amantes de la abundante y hermosa flora del país.

La histórica y famosa expedición botánica en Colombia dirigida por José Celestino Mutis hace cerca de dos siglos se interesó, naturalmente, por las orquídeas y hace poco más de una década, bajo los auspicios oficiales de Colombia y España, se publicaron en Madrid una serie de magníficos libros, que contienen en hermosos y auténticos colores, los dibujos originales hechos por los artistas botánicos de esa magna expedición.

Pero han pasado muchos años y el crecimiento de la población junto con el progreso y desarrollo de Colombia han amenazado con borraren algunos casos con ciertas especies de estas orquídeas silvestres. Las carreteras nuevas y la limpieza de los campos para fines agrícolas ayudan, a veces, a destruir, sin darse cuenta, grandes cantidades de plantas. Al mismo tiempo, es posible que durante los dos siglos pasados haya habido nuevos cruces naturales de las orquídeas silvestres colombianas, y que existan, hoy día, especies o variantes que no hubo antes.

Ahora bien, por estas y otras razones, y por el sencillo amor por las orquídeas y el deseo que se les conozca y se protejan, el matrimonio norteamericano Beverly y Kent Herath -residentes desde hace más de tres años en Colombia- con sus hijos, han dedicado una gran parte de su tiempo libre para buscar y fotografiar una apreciable variedad de orquídeas silvestres, la gran mayoría de ellas provenientes de la región montañosa cerca de Bogotá, otras de los departamentos de Boyacá, Santander, Caldas, Risaralda, Huila, Valle, Cauca y Nariño. En verdad, donde quiera que fueran de viaje, los Heratli afanosamente buscaban nuevas muestras de orquídeas para estudiar.

De esta manera, han encontrado varias docenas de Epidendrums, algunas muy pequeñas y otras, como la regia y perfumada Epidendrum noctumum, de 7 a 8 centímetros de diámetro. Asímismo, se sorprendieron ellos de hallar más de media docena de especies de la muy bella pero sumamente efímera Sobralia, cuyas plantas miden de un pie hasta 3 o 4 metros de altura, (posiblemente las más altas orquídeas del mundo) y cuyas flores cubren toda la gama de ricos colores.

Odontoglossums de todos los tamaños y descripciones y Oncidiums igualmente variados, han sido encontradas por ellas.

En menor cantidad se han localizado -muchas cerca de la capital- preciosas muestras de los muy colombianos Telepogon y el menos conocido Centropetalum.

Entre las orquídeas encontradas, la familia más numerosa -después del Epidendrum- ha resultado ser el Pleurothallis, cuyas flores de forma rara y pintoresca adornan a menudo unas hojas graciosas y de un color verde brillante. El diminuto Lepanthes también ha atraído a estos incansables estudiosos de la gloriosa flora colombiana.

Después de encontrar alrededor de trescientas especies distintas de estas flores, los Herath decidieron que no sería justo guardar sólo para sí y para sus amigos inmediatos los frutos de sus esfuerzos. Es por eso, que determinaron preparar para el público amante de las orquídeas una exposición de fotografías ampliadas en colores originales, junto con una serie de dibujos hechos por su hija Deborah, además de una amplia muestra de transparencias para ser proyectadas simultáneamente con la exposición.

En resumen, esta muestra representa una labor de amor, amor por estas creaciones de la naturaleza tan increíblemente bellas y delicadas, y amor por las hermosísimas montañas, campos y bosques de este país tan único y bendito en cuanto a la belleza y exuberancia de su naturaleza.



Orquídeas: El tesoro del medio ambiente

Las orquídeas son una de las plantas más codiciadas del reino vegetal por su variedad. En el siglo XIX bosques enteros fueron devastados para su obtención.
“Al ser una familia joven, aún no tiene una forma definitiva y por ello el ser humano puede ser parte de su evolución” comenta María Freuler, en su libro Orquídeas en el que recorre la historia, los géneros, el cuidado y enfermedades de estos tesoros del medio ambiente.

En un principio, las especies más primitivas fueron terrestre después pasaron a los árboles.

Aunque es difícil poder establecer su evolución, ya que al ser herbáceas, no llegan a la fosilización. Los pocos que se encontraron datan de 2 millones de años.
El término orquídea tiene una connotación afrodisíaca ya que proviene de la palabra griega "orchis" (testículo) porque para los primeros botánicos griegos la forma de las especies de la región se parecía al órgano reproductor masculino.
"La orquídea es como la feromona de la naturaleza. Es una especie erótica porque al contrario que otras, que atraen a los insectos con polen, esta planta no da nada, es una gran mentirosa". Su edad genealógica se remonta a la separación de los continentes, es decir, hace unos 40 millones de años.

LAS ORQUÍDEAS

Las Orquídeas son una familia de plantas monocotiledóneas que se distinguen por la complejidad de sus flores y por sus interacciones ecológicas con los agentes polinizadores y con los hongos con los que forman micorrizas.

La familia comprende aproximadamente 25.000 (algunas fuentes informan de 30.000) especies, y quizá otros 60.000 híbridos y variedades producidas por los horticultores, por lo que resulta ser una de las familias con mayor riqueza de especies entre las angiospermas. Pueden ser reconocidas por sus flores de simetría fuertemente bilateral, en las que la pieza media del verticilo interno de tépalos llamada labelo, está profundamente modificada, y el o los estambres están fusionados al estilo, al menos en la base.

Las orquídeas constituyen un grupo extremadamente diverso de plantas, que pueden tener desde unos pocos milímetros de longitud (ciertas especies de los géneros Bulbophyllum y Platystele) hasta constituir gigantescas agregaciones de varios cientos de kilogramos de peso (algunas especies de Grammatophyllum) o presentar longitudes de hasta 13,4 m, como es el caso de Sobralia altissima, una orquídea recién descrita en 1999 en el Perú.

Del mismo modo, las flores de las orquídeas varían en tamaño desde menos de 1 mm y difícilmente visibles a simple vista (Platystele) pasando por las grandes flores de 15 a 20 cm de diámetro en muchas especies de los géneros Paphiopedilum, Phragmipedium y Cattleya hasta los 76 cm de las flores de Phragmipedium caudatum. La fragancia de sus flores no es menos variable, desde el delicado aroma de Cattleya hasta el repulsivo hedor de las flores de ciertas especies de Bulbophyllum .

Se encuentran en la mayor parte del mundo, si bien son especialmente abundantes en los trópicos. No obstante, su capacidad de adaptación les ha permitido conquistar un sinnúmero de nichos ecológicos, desde los más secos y calientes del planeta hasta los más húmedos y fríos ya que, literalmente, se distribuyen desde las regiones polares hasta el ecuador.

La familia ha sido reconocida por los sistemas clásicos de clasificación de plantas, como el sistema de Cronquist, así como por los más modernos, como el sistema de clasificación APG II y el sistema de clasificación APG III.